Mucho se ha dicho y escrito sobre el éxito de aquella teleserie de canal 13, pero un aspecto completamente ignorado, no sé si por ignorancia o por conveniencia, es el hecho de que esta saga familiar tiene claros precedentes en la mitología clásica.
Partiendo por el personaje de Ángel Mercader, digno ejemplo de Zeus o Júpiter: prepotente, mujeriego y negador de todo frente a su esposa. Además de los hijos fuera del matrimonio, en este caso, resumidos en una hija.
Valentina igual que Hera, esposa de Zeus, siempre está fuera de los asuntos importantes de la familia, se entera al último de las infidelidades de su esposo, pero no hace nada en contra de él. Al igual que la diosa, reyaza a esta hija fuera del matrimonio, pero después la acepta.
Los hijos muestran claros ejemplos de otros dioses, como Alex, un Dionisio o Baco, que sólo disfruta de los placeres de la bebida y las mujeres, pero sin traer la felicidad a quien está con él, por el contrario, sólo hace cometer locuras.
Ariel, su ‘problema’ para relacionarse con las mujeres está en directa relación con la frialdad de Helios o Apolo con ellas, además de su preferencia sexual. Es el más inteligente (intelectual y emocionalmente) de todos, de ahí que sea el que sepa los secretos más ocultos del padre.
Su hermana gemela, Artemisia, está presente en la figura de Alicia. También es muy inteligente y de ahí viene la sorprendente confianza a primera vista con Ariel.
Adán, va sonar extraño (su nombre despista, pues es de otra mitología), representa a Hefaistos, más conocido por su nombre latino: Vulcano. Al ser el único que defendió abiertamente el honor de su madre, frente a las continuas infidelidades de su padre, recibió el peor castigo. Quedó ‘cojo’ donde más le duele a los machos: su virilidad. Pero eso se compensa, ya que es su propio padre el que ‘arregla’ su matrimonio con Afrodita, la diosa de la belleza, representada en Fernanda.
La coincidencia entre personajes y dioses greco-latinos no es total, ya que hay una distinta repartición de funciones, por lo que cabe pensar que no fue hecho ex profeso. Sin embargo, estos aspectos son los básicos, ya que configuran la trama de la teleserie. Por esta razón no estaría demás recodar que hay un estrato más profundo y, por ende, importante que nuestra propia consciencia o pensamiento: el inconsciente colectivo. Importante, ya que es el que da el guión a nuestras vidas, y, en este caso, al culebrón que más sintonía ha tenido nuestra versión del Olimpo: la televisión.